El Palau de la Virreina fue el marco perfecto para que "Noise Recitation: Against Refusing", la performance poética de Lee Ranaldo, se expandiera ante ojos y antenas de los asistentes en un acto programado dentro del Festival Internacional de Poesía de Barcelona (cada vez más Avanzado y Multimedia). Los últimos experimentos literarios del componente de Sonic Youth protagonizaron el evento, una propuesta originada en poemas creados a partir de la búsqueda de píldoras de imágenes y breves sintagmas en el contenido del spam que recibe su cuenta de correo electrónico: "Hello from American Desert" (Water Row Books, 2007; con ilustraciones del Meat Puppets Curt Kirkwood) o el reciente "Against Refusing" (Water Row Books, 2010, con ilustraciones de Leah Singer) suponen extrañas alianzas sobre el papel: la unión de creación virtual y robótica con la propiamente autorial, un inmaterial electrónico destinado a engrosar la papelera de reciclaje que ahora es vendido a precio de oro en la web de la editorial.
Un discurso lírico beat y dadá, la disposición libre de ideas y sobre todo el énfasis en la importancia del proceso, nada ajeno al irreverente intelecto e inquietudes conocidas del guitarrista. Ello es, precisamente, el mejor reclamo para la traslación al escenario de la idea. En una de sus ya conocidas sesiones de guitarra suspendida (el año pasado, junto a Steve Shelley y Enrique Morente, ya inauguró así la exposición Sonic Youth Etc.: Sensational Fix en el CA2M de Móstoles), y acompañado por las surrealistas imágenes del cineasta francés Pierre Clémenti, Lee Ranaldo urdió en La Virreina un intervalo escapista de cincuenta minutos, donde texto y acoples, distorsión y teatralidad se fundían en un estimulante poema visual del músico junto a su guitarra flotante y autónoma, lacrado y sellado con una palabra ("organometallic"), algo que hubiera hecho las delicias de nuestro gran autor, Joan Brossa. Todo fue maravillosamente excitante.
Un discurso lírico beat y dadá, la disposición libre de ideas y sobre todo el énfasis en la importancia del proceso, nada ajeno al irreverente intelecto e inquietudes conocidas del guitarrista. Ello es, precisamente, el mejor reclamo para la traslación al escenario de la idea. En una de sus ya conocidas sesiones de guitarra suspendida (el año pasado, junto a Steve Shelley y Enrique Morente, ya inauguró así la exposición Sonic Youth Etc.: Sensational Fix en el CA2M de Móstoles), y acompañado por las surrealistas imágenes del cineasta francés Pierre Clémenti, Lee Ranaldo urdió en La Virreina un intervalo escapista de cincuenta minutos, donde texto y acoples, distorsión y teatralidad se fundían en un estimulante poema visual del músico junto a su guitarra flotante y autónoma, lacrado y sellado con una palabra ("organometallic"), algo que hubiera hecho las delicias de nuestro gran autor, Joan Brossa. Todo fue maravillosamente excitante.
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